El candidato de Podemos en Castilla y León cobra 98.411 € aunque prometió «no vivir de la política»
El diputado podemita se embolsa 8,5 veces el salario mínimo interprofesional
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El candidato de Podemos para las elecciones de Castilla y León, Pablo Fernández Santos, cobra 98.411 euros públicos al año a pesar de que prometió «no vivir de la política» cuando entró en ella en 2014. Este dirigente morado, que también ejerce de portavoz nacional de la formación, lleva seis años en las Cortes de Castilla y León cobrando, según la web de este parlamento, 73.211 euros anuales como retribución base y otros 1.800 euros más al mes como indemnización para gastos. Ahora aspira a mantener su sueldo público cuatro años más.
A sus 45 años este leonés explica en su perfil en la web de Podemos que es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Tras opositar a Inspección de Trabajo, decidió hacerse «autónomo, regentando un negocio». En particular, se trataba de un kiosko de prensa y gominolas como recoge la hemeroteca. Al igual que la ministra de Igualdad, que fue cajera en una tienda de electrodomésticos, este dirigente morado ha multiplicado sus ingresos al entrar en política. El tercer Pablo más famoso en Podemos, tras Iglesias y Echenique, es conocido por su melena rubia que suele atar en un moño.
Desde mayo de 2015 es el portavoz de Podemos en Las Cortes y ahora se presenta como candidato por tercera vez a las elecciones regionales. En 2015 cosechó 165.475 votos (12,14%) y 10 asientos y en 2019, 67.918 votos y sólo 2 escaños. Es decir, perdió ocho, pero aún así tiene la confianza del partido para una tercera intentona.
Perdió ocho escaños
Cuando entró en política en 2014 concedió varias entrevistas en las que prometía no cobrar por ser representante público. «No pretendemos vivir de la política. Es mucha carga de trabajo, pero creo que tengo que dar este paso adelante», admitió en una entrevista en el Diario de Valladolid. Desde el mostrador de la tienda de prensa y chucherías se mostraba seguro de que Podemos iba a dar un vuelco al mapa político de Castilla y León.
Confesó que a su familia «no le hacía mucha ilusión» su salto a la política. «No entienden que dedique mi tiempo a una actividad que no está remunerada, pero para mí es muy gratificante, es mi granito de arena a mejorar este país», afirmaba un Pablo Fernández que sacaba pecho por despertarse antes del amanecer para repartir por los bares de su zona los periódicos del día. «Dormir poco y mucha ilusión: eso es lo que hay en Podemos», comentaba. «Llevaba desde los 18 años adherido a los movimientos sociales y con mis propias ideas, pero nunca había ingresado en un partido como tal», detalló.
Tras encabezar el círculo de Podemos en León recibió la visita de Pablo Iglesias, que rápidamente le fichó para su Consejo Ciudadano Estatal. Se trata de un disciplinado alto cargo del partido que no disiente de la línea marcada por la dirección.
Al comienzo de su carrera política esgrimía: «Tengo millones de razones [para entrar en política], tantas como personas lo están pasando mal». «Más del 28% de la población está en riesgo de exclusión social», criticaba entonces para prometer, a continuación, que la primera medida tenía que ser «paralizar los desahucios que están arruinando la vida a muchos españoles» y subir impuestos: «Aumentar la carga fiscal a las grandes propiedades para poder reducirla entre las clases medias».
Ahora es él quien se embolsa 8,5 veces el salario mínimo interprofesional. En teoría en Podemos sus cargos públicos hacen donaciones a proyectos sociales, pero en la realidad es que si lo hacen no aplican los principios mínimos de transparencia.
En 2014 cargaba contra la casta política. «En Podemos no nos hace falta conectar con la calle porque nosotros somos la calle, las plazas y los barrios», esgrimió. «Yo no tengo que contratar a un asesor externo para que me haga un informe de la situación de la clase media o baja, que por desgracia cada vez es mayor en este país», concluyó.